Jardín de Las Ventas
El Jardín de las Ventas un espacio "atópico": un parque —o, más apropiadamente, un jardín urbano, dada su escala y en comparación con otros espacios naturales de la ciudad— que se erige con un carácter casi edificatorio, un espacio público construido sobre las vías. Esta intervención, elevada sobre el terreno, remite a las ilustraciones barrocas del Jardín del Paraíso, creando una atmósfera única y distintiva en el paisaje urbano.
Se enfatiza su carácter de jardín contenido mediante el refuerzo de su perímetro, creando una gran pérgola que envuelve la intervención y configura un deambulatorio porticado, evocando la estructura de los templos antiguos. El jardín se percibe como un espacio “cerrado” y “delimitado” por los bordes de la losa, una cualidad que nuestra propuesta busca hacer explícita. Esta sensación de cierre se vincula estrechamente con la idea de paraíso o edén y con la jardinería mediterránea y su carácter artificial “construido”.
La propuesta se compone de múltiples capas. La capa interior corresponde al espacio central de la plataforma, concebido como un paraíso contemporáneo que invita a recorrerlo. Más que ser un mero lugar de paso, este espacio actúa como un imán que combina áreas de estancia y movimiento, evocando una atmósfera atemporal.
Por un lado, los caminos comunican, con trazados sinuosos, los distintos accesos a la plataforma y las zonas estanciales singulares que contiene. Estos itinerarios varían en su ancho según se acercan a los accesos principales, ensanchándose en determinadas zonas o hitos, manteniendo siempre un ancho de al menos 3 metros, que se incrementa a 4,5 metros en el que conecta las pasarelas previstas para vehículos de mantenimiento.
El espacio restante se organiza en praderas arbóreas, cuya topografía se eleva ligeramente en relación con los caminos en forma de colinas compatibles con las sobrecargas previstas sobre la losa, generando espacios de jardines singulares, y cuyo arbolado se estructura en líneas separadas 5 metros, siguiendo líneas paralelas a los ejes estructurales.
El jardín interior se concibe como un espacio densamente arbolado y sombreado, con algunos claros que interrumpen el follaje. Presenta una topografía variada, con colinas de hasta 3 metros de altura, que crean áreas ocultas desde ciertos puntos de vista. Bordillos de pletinas y elementos planos refuerzan la continuidad entre los caminos y las zonas ajardinadas, favoreciendo una sensación de proximidad con el entorno vegetal.
PROINTEC
Arenas & Asociados