Viviendas y plaza en el centro de Lugo
El proyecto propone una ordenación que, sobre la base de la establecida en el Convenio Pazo Dona Urraca, introduce pequeñas modificaciones que tienen como propósito potenciar la calidad, la continuidad, la accesibilidad y la vitalidad de los espacios públicos. Las piezas de arquitectura, existentes y nuevas, delimitan, dan forma y proporcionan la escala adecuada a la secuencia de calles y plazas de distinto tamaño y carácter que se encadenan entre la Rúa do Miño, la nueva plaza que llamaremos de Dona Urraca, y la Muralla Romana. Una serie de actuaciones colaboran en la operación.
Los volúmenes paralelos de los edificios denominados A y B se agrupan en una única pieza prismática más compacta que abre con franqueza el acceso a la nueva plaza central a través de dos placitas de pequeña escala. La pequeña edificabilidad restante de esta pieza va a al llamado edificio E, que gana una crujía y transforma su medianera en fachada.
La nueva plaza central, sensiblemente horizontal y situada en una cota coincidente con la del paseo sobre la muralla, se ofrece como una extensión natural del Pazo de Dona Urraca y queda arropada por tres piezas de vivienda que someten su escala a la del Pazo limitando sus alturas de cornisa.
La superficie plana de la plaza incluye el perímetro íntegro del yacimiento, preservándolo. A través de una banda lateral, la luz y el aire penetran en su interior, un gran espacio en el que una serie de ligeras plataformas en dos niveles permitirán en el futuro una visita universalmente accesible.
Ciñendo dos de los lados de la plaza se ubican suaves rampas que, además de proporcionar accesibilidad universal a los recorridos públicos, gradúan la diferencia de altura entre el plano de la plaza y las calles y pasos contiguos. En el extremo noroeste de la plaza, una escalera ofrece un recorrido público alternativo y evita a la plaza un fondo de saco.
